Saturday, December 24, 2005


¿Surgió efecto, la visita de los espíritus terrenales?

Chili exit, Rochester west side. Esa era mi primera visita a la parte oeste, los edificios con estructuras antiguas y pintura entorpecida le daban el toque bohemio y afligido que se tiene merecido esa parte de la ciudad. En el carro escuchaba vagamente las voces de la Directora de la compañía para qué trabajo junto a Tracy Anderson, una de las enfermeras (decían algo de las estructuras y del hospital que íbamos pasando), yo en el asiento de atrás estaba trasportada a ese mundo. Unos muchachos tomando de una botella en una bolsa de papel café, un anciano caminando despacio con sus abrigos curtidos, y una señora empujando sus dos pequeños con los pies y un tercer niño acuestas. No podía ubicarme y menos concentrarme en la conversación, creo que turbiamente recordé la sugerencia que me hizo la Directora, mi bolso había quedado asegurado en la gaveta de mi escritorio.

Por alguna razón sentí como si los colores cambiaran, como si todo fuese gris, ni siquiera era blanco y negro, un simple gris. Tracy pregunto otra vez el número del edificio, parecía como si ella estuviese familiarizada con este lugar. “is the 300…” no alcancé a escuchar el nombre de la calle. Dos semáforos antes de llegar al edificio de ladrillos, Tracy lo señaló sin necesidad de chequear el número. Parecíamos como gotas de colores en una pintura gris. Rápidamente se nos acerco un muchacho, parecía entre los 30, tes gris, ojos negros, dientes dañados por el mal cuidado y el pasó del tiempo, uñas con tierra, y de contextura delgada. Una sonrisa fue la tarjeta de presentación, y para nosotros la de reconocimiento. Los señores de la barbería salieron a decirnos “hi” de igual manera, las señoras que parecía que custodiaban la puerta del edificio. La Directora se mostraba un tanto nerviosa, Tracy parecía como en casa, y yo, bueno yo por otra parte tenia ese sentimiento de tristeza extraño que me amenazaba con arrancarme una o dos lágrimas.

Hace ya tiempo que descubrí que “Santa” le quito el campo al niño Jesús, hace ya tiempo que descubrí que “Santa” no existe. También hace ya tiempo, quizás más de dos años que tampoco me divierto poniendo el árbol de navidad, o decorando con luces alusivas para que los vecinos se den cuenta que yo tengo el espíritu de navidad a “todo dar”. Este año no fue la excepción, de echo a como los días pasan en esta temporada me da por ponerme con humor verde. Toda esta idea de navidad me parece tan irrelevante y tan falta de sentido que se me sale el espíritu, pero el espíritu gruñón a su máxima expresión. Los últimos tres días han sido interesantes. Por un momento me sentí como Mr. Scrooge, ¿surgió efecto, la visita de los espíritus terrenales? si, que si.

Estrujados en el ascensor, una sacudida nos indico que habíamos llegado a nuestro destino. La directora me tiro una mirada entre incertidumbre y alegría. Tracy, tenia una mera sonrisa dibujada en su semblante que en un toque me dio como escalofrío. Mi subconsciente parloteaba a todo galillo con…, no se…, pero no paraba. Insinuó una o dos veces que Tracy tenia cara de espíritu, y que yo estaba viviendo un pasaje de “la vida real” ¿Mr. Scrooge acaso? De seguro andaba el pillín haciendo de las suyas por aquí.
LaShonda nos abrió la puerta, quedo con la boca abierta, seguida de una sonrisa nata de felicidad. ¿Los ayudantes de Santa acaso? ¿O los muy olvidados reyes magos? La magia empezaba a hacer su trabajo… o algo.
LaShonda era casi como yo la había dibujando en mi gritón subconsciente, ojos negros profundos, pestañas largas, dientes blancos, tes gris, uñas blancas intensas, entre 11 y ya casi 12 añitos.

Que acertada la idea de un árbol de navidad. El color gris resaltaba aun mas en aquella sala, asta la sentí un poco de frío, (pero de cualquier manera, inmediatamente corrí a conectar el árbol de navidad artificial, algo pequeñito pero que de inmediato le dio más vida a la sala). LaShonda seguía con la boca abierta, mas regalos de los que esperaba, mas color de lo que ella quería, mas alegría de la que se imaginaba. Muy tímidamente me dio la mano y me dijo “hi Vanessa, Im LaShonda, Merry Christmas!!!” :S... Sabrina no podía hablar, y cuando agarro aire, nos dijo que aun estaba muy mareada, tenía mucho dolor, y el doctor le había dicho que era todo un proceso, había que tener paciencia. No lo pensó dos veces, y en forma de plegaria más que pregunta, se dirigió a la Directora preguntando por la seguridad de su trabajo. Nos dijo que estaba feliz de estar en casa para navidad con su hija, y que lo demás no importaba. De seguro esos eran sus pensamientos cuando estaba en coma en el hospital… había mas operaciones de camino, y una batalla difícil que pelear. Podría se peor, pero no lo es.

El pasarme grumpy en esta época va de alguna manera asociado con el hecho de que hay una fecha con día y con nombre para poder hacer cosas como estas, hay un día para poder sentir ese sentimiento de generosidad, de amor, de paz… Que diferente que fuéramos, que diferente que seria todo si siempre fuera Navidad.

Tuesday, December 20, 2005


Nunca les ha pasado, que alguien pueda alegrarte la vida con solo una mirada, con solo su presencia. Ese fue el caso ayer. Con solo su presencia me hizo sentir a salvo. No les ha pasado que la presencia de esa persona es todo lo que necesitabas ese día. Un solo abrazo llena mil, una sola sonrisa alegra el espíritu. Podría decir que soy adicta a su espíritu a su alma y a su presencia?

Su mirada tiene ese efecto de sacarme lágrimas… No se como explicarlo…

Por cierto, hoy hablamos a las 7:23am, me recordó de esta canción “Spending a little time with myself”, eso fue porque ayer no me sentía muy bien, y me hizo reír mil cantándome esta canción. Las cosas pudrían ser peor, pero…. No lo son. Creo que otra vez utilizare su frase; “Im only here for a few flaps of a butterfly’s wings”.



Y para rescatar más cosas buenas de nuestras conversaciones aquí va ésta:

I don't believe in circumstances. The people who get on in this world are the people who get up and look for the circumstances they want, and if they can't find them, make them. George Bernard Shaw





Spending a little time with myself
Mmmm...easter weekend.

The girlfriend is gone. The roommate is gone. Damn near all of my friends are gone.

I'm sitting here by myself, watching Garden State, drinking wine, and eating cheese (French Cantal) reminiscent of my time in Paris.

Say...this reminds me of a story:

I’ve always kind of been partial to calling myself up on the phone and asking myself out. You know... (whoops from the audience). Oh yeah, you call yourself up too, huh? Yeah... Well, one thing about it, you’re always around! Yeah, I know. Yeah, you ask yourself out, you know. Some class joint somewhere. The Burrito King or something. You know... Well, I ain’t cheap, you know. Take yourself out for a couple of drinks maybe, you know. Then you’ll be... some provocative conversation on the way home. And park in front of the house, you know, and you... Oh yeah, you´re smooth with it... you know, you put a little nice music on. Maybe you put on like... you know... like shopping music, something that’s not too interruptive, you know. And then, you know, and eh... slide over real nice, you know, say, ’Oh, I think you have something in your eye’. Eh-heh-heh. Well, maybe it’s not that romantic with you, but Christ, I... you know! It ain’t... you know... Take myself up to the porch, and take myself inside. Oh, maybe... I make a little something, a brandy snifter or something. Would you like to listen to some of my back records. I got something here... Well, usually about 2.30 in the morning you’ve ended up taking advantage of yourself and... there ain’t no way around that, you know. Yeah, making the scene with a magazine, there ain’t no way around... I’ll confess, you know, I’m no different, you know. I’m not weird about it or anything. I don’t tie myself up first, I just... you know. I just kind of... spend a little time with myself.

-- Tom Waits, Intro from "Nighthawks At The Diner" (as sent to Raindogs Listserv Discussionlist, October 31, 1999)

Monday, December 12, 2005



(Random pic)

Memorias

El año pasado decidí de una vez y por todas ir y gastar una suma considerada de dinero en copias de fotos de familiares que nunca conocí, pero basta el nombre para saber quienes fueron. Fue entonces cuando después de una de esas conversaciones tan hechizantes con mi tía abuela “Teofi”, me percate una vez mas de la falta de tiempo o de vida que se nos ha quedado debiendo a muchos.
Aquellas tardes en el corredor de mi casa serán imposibles de olvidar. Parecíamos hipnotizados por las historias, aprisionábamos cada minuto como el único recuerdo de lo que no conocimos, nos sentábamos a las piernas de mi papá y nos embarcábamos en su mundo.
Mi papá se emocionaba contándonos los trajines, penas y alegrías vividas en su vida, desde una bruja persiguiéndolo asta atestiguar la misma guerra del 48’. Cuando con 20 colones resolvías la vida, o usar zapatos era un privilegio más que una necesidad y cuando tenian que caminar por horas y horas para llegar al pueblo más cercano. Mi papá contaba del caballo que no recuerdo bien el nombre, pero que lo acompaña y de cuando en cuando era testigo de sus más recelosos secretos (el conserva una foto de ese caballo) Todas las historias nos dejaban con la boca abierta, nuestra preferida era la de la bruja que lo atosigaba y que según él su ultimo encuentro fue hace ya mas de 20 años, aunque allí mismo le echo el poco de sal en cruz y nunca mas lo volvió a molestar.
Lo que más me llamaba la atención era el nombre, y la vida peculiar de todos esos familiares queridos de mi papá, esos que nunca conocí pero sentía como si toda la vida hubiera vivido con ellos, “Tío Aureliano”, “Tío Costa” de los que más recuerdo ( todos muertos antes de tiempo por una razón o otra). Era otro mundo, otra manera de vivir, de ver la vida, pureza digna, humildad simple, limpio amor a tierra, a la vida. A veces pienso en que tanto mi papá extraña esa vida que fue como un sueño y que ya nunca volverá.

En fin, hoy en especial recordé a mi abuelo. Santana Samudio Mora. Mi papá cuenta que no sabía mucho de la otra vida de mi abuelo. Papá hace recopilación de lo hechos desde cuando él recuerda y cuanto él recuerda. Según mi papá y de acuerdo con mi tía abuela “Tiofi” mi abuelo era “Chiricano” Panameño, y mi abuela lo conoció cuando con sus hermanos llegaron en buscando de aires para una vida mejor, Concepción era el pueblo donde vivían, no parecía que las horas o los días hicieran la diferencia, pero si era mejor que cualquier otro lugar o almenos era el caso en aquellos días ... No esta muy claro como empezó el romance, lo cierto es que en poco tiempo celebraron a todo lo alto la decisión definitiva de unir sus vidas. Tampoco hay mucha recopilación de las particularidades ya que en ese tiempo y aun así lo siente mi tía abuela, era prohibido hablar de esas cosas tan personales con otros así fueran de la misma familia. Lo que sabemos por que mi Tío Federico, y sus “afirmaciones” así lo cuentan, es que mi abuelo tubo mas hijos en Panamá, cosa que nadie en verdad sabe a ciencia cierta, quizás fue la excusa que mi tío Federico asumió un día para irse de la casa a buscar a esos hermanos que decían existían en otro país. Eso paso a formar parte de otro mito en la familia.
Hay dos fotos de mi abuelo, una de la cédula y otra donde están recién casados, obviamente la foto esta en blanco y negro y media borrosa. Se puede apreciar con plena claridad los ojos profundos, la mirada perdida, él ceño arrugado, las manos grandes, y los pies descalzos.
De acuerdo con mi papá, mi abuelo era un hombre muy alegre, siempre se la pasaba cantando o silbando, mantuvo la vida simple, se acostumbro ligeramente a los zapatos, era muy receloso de su vida personal, nunca le faltaba la navaja de afeitar, era devoto de algún santo, y religiosamente siempre iba a misa nunca dejaba de comulgar, un hombre muy recto, ordenado, conocía mas de la vida de lo que uno se imaginaba y siempre los dejo hacer la vida a ellos como querían. Prueba de ello fue cuando repartió todas sus tierras a sus cuatro hijos en partes iguales, cada cual hizo lo que le dio la gana con la tierra que el trabajo por tantos años, ninguno de ellos la conservo, todos salieron a buscar la vida que ofrecía el otro mundo, del cual poco sabia pero mucho habían escuchado, cabe recalcar que mi tío Miguel aun sigue en busca de esa vida o mundo. No esta claro cuando nació mi abuelo, porque según mi tía “Tiofi” la primera vez que sacaron cédula tuvieron que calcular la edad porque no había record que demostrara lo contrario.
A mi papá le cuesta trabajo contar la muerte de mi abuelo, talvez sea porque murió en sus brazos contándole que la noche anterior había venido un familiar(ya muerto) en un caballo blanco a invitarlo a irse con él. Aunque para mi papá fue un honor dale él ultimo adiós a mi abuelo, no se sabe a ciencia cierta de que murió, y no hay recopilación tampoco en cual cementerio esta, ni tampoco nadie parece recordar el año exacto y menos el día de su muerte. :s
Lo que me lleva a pensar en todo esto no es tanto los recuerdos, si no el olvido en que ha quedado toda aquella vida.
Mi papá aun cuenta las historias, pero no con la misma algarabía que antes, también recuerda a mi abuelo, pero con mas nostalgia que antes y las historias de carros fueron remplazadas por aquellas de caballos.
Como cuesta con lo rápido que va el tiempo sacar un minuto o dos para recordar esas cosas valiosas esos recuerdos memorables, esa otra vida o vidas que tuvimos a través de los años. Muchos le da pena, o vergüenza contar, otros piensa que es polo, o que eso es una maicerada. Yo pienso que es lo que me conecta directamente con ese mundo al que nunca tuve alcance ni siquiera en mis sueños, Solo puedo dibujarlo y recrearlo por los relatos, solo puedo amarlo, porque mi papa lo amó, y porque soy parte auque aun no sé dónde puedo encajar mi pedacito. Me produce una nostalgia impresionante. Y creo que esta vez sacare el tiempo necesario y me sentare en el corredor de mi casa con mi papá ya no talvez en sus piernas pero junto a su silla a darle vida a esas historias una vez más.