Tuesday, August 29, 2006





El pelo arralado en un moño, piel arrugada, dientes postizos, ojos desteñidos, voz vidriosa, caminar pausado, espalda torcida por el pasar de los años. ¿Y es que acaso a los noventa y tantos el organismo no funcionaba de acuerdo a lo que Dios había dispuesto al principio? Una simple hemorroides se podía tornar en el mayor aquejo en pleno invierno cuando las ranas se levantan mas temprano que los gallos y los mosquitos se marchan como el indio, "con panza llena y corazón contento".

“De haber sabido que era hemorroides caliento una tabla y me siento por un rato, así era como papá se curaba todo el tiempo” mientras no fuera cáncer para todo había cura.

Un bombillo para ahorrar electricidad y una montaña pequeña de astillitas para prender el fuego de leña. Una carne guindando, un comal negro, y una cafetera blanca enchapada en porcelana. Se podía recorrer con la vista toda la casa desde la silla mecedora que estaba en medio de la puerta del cuarto y la sala. El altar a la virgen y todos los santos estaba plantado en la única mesa que había en la sala. Las cucarachas sacaban sus narices a husmear el aire fresco mientras que las lagartijas limpia casas reposaban del día.

Los jardines olvidados se habían despintado con el pasar del tiempo. La radio funcionaba sufriendo el mal de baterías calentadas al sol para que no perdieran energía. Ahí se escuchaba de los desastres presidenciales, de la guerra en la tierra santa, de las computadoras y la muy sufrida muerte del Papa. El sacristán “hermano Freddy” le había regalado un foco para que cuando se levantaba en la noche no se tropezará con la bacinilla.

Su vida se levantaba en el muy olvidado barrio que paso a ser famoso por un par de muertes imprevistas y una que otra cantina o “disco” en la esquina. No terminaba ahí la vida, pero si parecí que se detenía el tiempo y ese sentimiento de otra época se atinaba con solo llegar a su puerta.

La casa de madera se levantaba con arquitectura de los años cuarenta, el comején tenia delimitada su fortaleza, el sácate se plantaba entre flores silvestres y a veces se adentraba entre las hendijas del piso, la casa había sostenido los años sin queja, y se había quebrantado con el tiempo, los recuerdos se levantaban como columnas de oro y cimentaban la vida misma.

A pura castidad se caso obligada por el tiempo. Bernandino murió antes de lo pactado, sin percatarse que casi medio centenar después su esposa seguiría amándolo como el primer día.
“en aquellos tiempos era diferente, una iba a la noche de bodas y ni sabia que había que hacer, preguntar era el peor pecado. ¡Ay mi hijita! si le cuento el susto que me lleve cuando me di cuenta para lo que Dios había creado aquella cosa”
El andar de manos era pecado, y de seguro un beso era la calcinación completa en el mismo infierno.


Después de haber vivido la guerra del cuarenta y ocho, ver el papa de cerca, conservar el recorte de periódico de la visita de John F. Kennedy, la visita de el malaria ya no le sacaba ni el menor suspiro. Asta entonces el mismo malaria parecía convencido de que ella podía eludir el tiempo, la soledad y asta la hemorroides a puro cuento.

No se sabe con certeza cual es su edad exacta, a puro cálculo adivinaron la edad el día que le tomaron la foto de su primera cédula. Cuidando enfermos de generación en generación, lidio con el dolor y pena de su madre y hermanas, hasta el último día, todas fueron veladas en la sala y enterradas a su tiempo y de acuerdo a sus deseos.
“Si Dios quiere la veo el otro año, que Dios me la acompañe”

Se repartieron sus pertenencias sin mas apuro, no le sirvió de nada al comején levantarse en huelga, y mucho menos a los vecinos venir a probarle que haría falta en el barrio, la decisión estaba echa. Su valija en mano y el recuento de los años término por sacarle una que otra lagrima… ¿Se acaba aquí la historia o empezaba el comienzo del final?

Como quien se sienta a ver una película de una historia conocida, como quien amanece sin pensarlo y se acostumbra a luz del día. Un centenar no es casualidad ni tampoco causalidad es vida misma, para muchos pasa sin pena ni gloria, para otros el mundo termina cuando se deja de amar o simplemente empieza cuando aceptan la soledad, para otros el día a día es la suerte de amanecer y la resta que se le a hace a una suma muy desgastada que se lleva a cuesta durante el tiempo que se nos ha dado en este singular destierro…

~Vane
Agosto/2006