Desperté...

Desperté...



Desperté en el mundo de los sueños;
sin piel ni cabello, sin ojos ni sentimientos.
Donde las rosas al morir brotaban gemidos de descontento.
Donde el mar era violeta y las montañas todas de piedra.

Desperté en el mundo de los sueños;
Donde los centauros volaban cantando melodías con sus arpas
y tirando su osadía al viento.
Donde las hadas lloraban y los ángeles negros perturbaban su destierro.

Desperté en el mundo de los sueños donde la flauta y
la lira hipnotizaban al camino infernal de la vida.
Donde las hormigas cantaban a la muerte
y los gitanos lloraban al cristo que colgaba vehemente.

Desperté en el mundo de los sueños;
donde la luna giraba en el cielo, agonizando
y plasmando sus últimos rayos en la tierra que cicatrizaba en silencio.

Desperté...

Desperté...
¡Pero no estoy segura si solo fue un sueño!